A menudo escuchamos a ignaros, disque políticos electoreros, pretendiendo hacernos creer que los términos Democracia y Cultura democrática, son etapas ya alcanzadas en nuestro país enrumbado a la modernidad y la paz.
Son faltos de
visión o sentido de país e inexperimentados.
Los términos
Democracia y Cultura política, siguen siendo utopías, en países como el nuestro.
La utopía de la “Sociedad sin clases” ha presentado en el pasado y presenta
hoy, sólo fracaso; y la utopía del “Nuevo capitalismo” que postula el dudoso
paraíso del mercado libre, también presenta sólo fracasos.
Sin embargo no
toman en cuenta una nueva utopía “Democrática representativa” dispuesta a
reemplazarlas y superarlas, ocupando un elemental espacio de los nuevos
tiempos, para vencer la pobreza, la marginación y el desamparo, por medio de la
tolerancia, la pluralidad, la modernización con justicia social.
Es una utopía
moderada con espíritu de bienestar, pero será la única racional y digna de
nuestro tiempo.
El tránsito a la
democracia plural y representativa, requiere la formulación implícita e
imperativa de un contrato político social que instale un nuevo Estado
democrático, que represente de las mayorías e instale un nuevo ciclo político.
Esta posibilidad
gira alrededor de un liderazgo, alguien con autoridad moral, capaz de
sintetizar funciones de gobierno y consolidar políticas institucionales y
gremiales que señala la maduración de un sistema político con crecimiento
económico, desarrollo social, político, cultural y de diversidad ambiental.
En estos
momentos, nuestro país cuenta con ese alguien, con autoridad moral,
conocimiento e imaginación para que “otros” tengan el deseo de hacer bien las
cosas?..
Nos avergüenza
decir: aún NÓ.

0 Comentarios