En nuestro país no sólo debemos
preocuparnos de la distribución, sino también de la mayor producción y del
mayor consumo. Nuestro mayor problema no es sólo el reparto, es también de
aumento. Que el peruano viva mejor, pero que al mismo tiempo el Perú dé más de
él.
Ninguna de nuestras soluciones nos
vendrá, pues, cocida y masticada de otros países, aunque sean hermanos, primos
ò prójimos. Y, sobre todo, nada se podrá hacer a fondo si al país no le
conmueve la conciencia de sí, si no afirma en esta hora feroz, su querer
existencial.
Por eso, la promesa de la vida
peruana atañe a la juventud para que la reviva, a los hombres de estudio en sus
respectivos campos para que la conviertan en plan, a la ciudadanía consciente
para que la convierta en propósito.
Al leer esto no faltará, quien haga
una mueca de sarcasmo, de amargura ò de cólera, creyendo que se le habla de
cosas manoseadas, vacías ò cínicas.
Porque la promesa de la vida peruana
sentida con tanta sinceridad, con tanta mala fe y con tanta abnegación por
próceres y tribunos, ha sido a menudo estafada o pisoteada por la obra
concurrente de tres grandes enemigos de ella: los Podridos, los Congelados y
los Incendiarios.
Los Podridos han prostituido y
prostituyen palabras, conceptos, hechos e instituciones al servicio exclusivo
de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y apasionamientos.
Los Congelados se han encerrado
dentro de ellos mismos, no miran sino a quienes son sus iguales y a quienes son
sus dependientes, considerando que nada más existe. Los Incendiarios se han
quemado sin iluminar, se agitan sin construir.
Enfrentemos en lucha frontal a los
Podridos que han hecho y hacen todo lo posible para que éste país siga siendo
una charca; los Congelados que lo ven como un páramo; y los Incendiarios que
prenden explosivos y vierten veneno para que surja una gigantesca fogata.
La clave del futuro de nuestro país
está en que peruanos constructores hagan su mejor esfuerzo para que el Perú se
aleje del peligro de ser una charca, de volverse un páramo o de convertirse en
una fogata.
Que el Perú no se pierda por la obra
o inacción de los propios peruanos, es el reto.
FUENTE:
La Promesa de la Vida Peruana.
Jorge Basadre G.
1943.

0 Comentarios