Los Zorros de arriba y los zorros de abajo


Los Zorros de arriba y los Zorros de abajo El escritor peruano José María Arguedas Altamirano, apurimeño (1911–1969) goza de una amplia consagración internacional, como el narrador peruano más representativo de nuestro país; como el que mejor ha sabido encarar la multiplicidad socio-cultural del Perú. Su obra “El zorro de arriba y el zorro de abajo” tiene mayor vigencia en ésta parte del mundo. Arguedas está desgarrado en su obra por conflictos que aunque se generan y desarrollen en su visión personal, son resultado típico de condiciones socio-culturales muy frecuentes en el Perú. 

Cuando Arguedas comienza a escribir El zorro de arriba y el zorro de abajo ha madurado ya la decisión de quitarse la vida. Concibe su empresa como una suerte de batalla que sabe de antemano perdida, pero no del todo. Espera producir un legado que acaso otros puedan continuar. Tratándose de Arguedas y del carácter indeterminado de personajes y conflictos, esas líneas argumentales no tienen que haber sido las definitivas; pero nos permiten, por lo menos, entender que en su plan de trabajo esperaba a varios personajes un final truculento y a los zorros tutelares una mayor deliberación. En cualquier caso, el texto está “completo” en los casos de corrupción endémica en nuestro país, que creímos haber superado, por lo menos. La corrupción política es un fenómeno mundial y antiguo como la prostitución, pero el grado de compromiso de una sociedad por erradicarlo demuestra allí, el nivel de madurez de un pueblo o país. La corrupción plantea un serio desafío de cambio. La corrupción en procesos electorales reduce la credibilidad y distorsiona la representación; la corrupción en el poder judicial compromete el Estado de Derecho; la corrupción en la administración pública da como resultado la disposición injusta de los servicios básicos y la corrupción en el pueblo mismo produce degeneración y pérdida de visión de país. Los Zorros de Arriba alientan y organizan la corrupción que corroe la capacidad institucional del gobierno en todos los procedimientos; en donde desaparecen recursos y las oficinas públicas se venden y se compran como moneda diaria. 

El caso de corrupción denunciado en un medio de comunicación televisiva el domingo último, compromete a un ex ministro del gobierno anterior del presidente Alan García. Sin el ánimo de buscar justificación, por que no la hay, es usado para aludir a escándalos en las altas esferas del Estado. En menos de 24 horas ya habían renuncias, anuncios de investigaciones tanto judiciales como políticas, administrativas y pedidos de captura, amén del destejido de la madeja periodística, que promete novela para rato. La reacción inmediata del gobierno era de esperarse. El escándalo es de proporciones, es repudiable, nos averguenza por que tiene como protagonista emblemático a un connotado militante aprista, estando el partido aprista en el poder (sic) y se da precisamente en el ámbito de la inversión extranjera donde mayores éxitos macroeconómicos ha mostrado el actual gobierno.Todos los tipos de gobierno son susceptibles a la corrupción política. Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son el patrocinio, sobornos, extorsiones, influencias, fraudes, malversación, y el nepotismo. La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como el tráfico de drogas, lavado de dinero, y la prostitución, que no se restringe a estos crímenes organizados, y no siempre apoya o protege otros crímenes. En términos generales, la corrupción política es el mal uso público (gubernamental) del poder para conseguir una ventaja ilegitima, generalmente secreta y privada. El término opuesto a corrupción política es transparencia. 

Por esta razón se puede hablar del nivel de corrupción o transparencia de un Estado. Si bien el fenómeno de la corrupción política es una realidad mundial, su nivel de tolerancia o de combate evidencia la madurez política de cada país. Por esta misma razón existen entidades nacionales e internacionales, oficiales y privadas, con la misión de supervisar el nivel de corrupción administrativa internacional. Los Zorros de Abajo también desde que salieron a la luz distintas denuncias sobre damnificados “bambas” en las ciudades devastadas por el terremoto del 15 de Agosto del año pasado en el sur del país (Ica, Pisco, Chincha, Cañete, Huancavelica y Ayacucho) se inició un proceso de empadronamiento e inspección de viviendas averiadas por el sismo para que familias afectadas sean beneficiarias del Bono de Reconstrucción subsidiado por el gobierno con el propósito de ayudarlos a la reconstrucción de sus viviendas; sin embargo aparecieron los Zorros de Abajo, donde ahora resulta que se han anulado más de 250 bonos que pretendían entregarse de manera irregular. Es corrupción o nó?. Las inspecciones continúan, se siguen encontrando en algunos expedientes documentos que no coinciden con la realidad. Ante tal situación, donde también se ha encontrado documentación adulterada, se tendrán que ser investigados y denunciados funcionarios de las Municipalidades, de Cofopri, del Bco Materiales, propietarios de Ferreterías, como de los mismos pobladores, a quienes se les pretende ayudar. En todo caso éste es el Perú de las penumbras. La corrupción, contrario a lo que podría pensarse inicialmente, no es solo responsabilidad del sector oficial, el estado o el gobierno de turno, sino que incluye muy especialmente al sector privado. 

En muchos países, como en Latinoamérica, el sector privado tiene una gran influencia estatal y por lo tanto el nivel de corrupción presente en dichos países tiene mucho que ver con la manera en la que comporta el sector privado en su conjunto. Esperamos todos los peruanos y los apristas en particular, superar este trago amargo que nos trastoca el alma como sable atravesado para quienes creemos en la seriedad, en el amor, en la honestidad, en la transparencia de nuestros actos como único legado a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Con un fuerte abrazo y fraternal abrazo a los apristas de corazón.





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