Felipe Cossío del Pomar (1888-1981) nació en la provincia de Morropòn (Piura), llevó en sus venas el arte de escritor, pintor, activista político de izquierda, admirador del anarquista Manuel Gonzáles Prada (1844-1918, nombre real: José Manuel de los Reyes González de Prada y Alvarez de Ulloa) posteriormente de Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979) de quién se convirtió en su más insigne biógrafo.
Su libro, “Víctor Raúl” lo escribió con excepcionales caracteres de inteligencia, lealtad y comprensión. Con estilo gallardo, su documentación tan erudita como humana le permitieron vislumbrar que la “biografía” y la “historia” coexisten en sus páginas sin perjuicio ni de una ni la otra.
Como otros hombres que se han movido en esta vida, con una perspectiva clara, Víctor Raúl con una individualidad tan dotada y desbordante, tuvo la fortuna de contar, desde los orígenes del partido con una adhesión sin reservas de una admirable masa humana, que caló en lo profundo de su humanidad.
Para Felipe Cossío, la biografía de Haya de la Torre y la historia del partido son indesligables y solidarios. El creador y la creación, se proyecta y se sublima en el aprismo. El Partido a su vez, encuentra en el fundador la fuente inagotable de inspiración, al guardián de su ortodoxia, al renovador de sus interpretaciones coyunturales, al centinela de su línea moral.
La lúcida longevidad de Víctor Raúl permitió que el movimiento pueda contar, en todo instante, con el inexpugnable centro, foco, dinamo y baluarte de su fundador.
En el APRA, el hombre que creó la doctrina, que trazó la filosofía, que organizó el programa, es el mismo que lo predicó en ágora de las multitudes, el que lo llevó a la conversación conspirativa, a la planificación revolucionaria, al proselitismo individual, a la propaganda y a la lucha interminable.
Por eso, los apristas de Haya de la Torre pueden repetir lo que alguna vez Manuel Seoane, le dijera en una carta: “comprendo que estoy amarrado a tu destino, por las ideas y también por los sentimientos. Unos y otros llenan mi vida entera”.
Para un aprista autentico, esta identificación apareja riesgos que ni se temen ni se desdeñan, más vale estar con un gigante, aún en supuestos errores, que acertar alguna vez, con sabihondos pigmeos.
La biografía de Haya de la Torre con la historia del APRA, están tan entretejidas e identificadas, como el hombre y la obra. De ésta inseparable congruencia, Víctor Raúl hizo una reflexión pública en el Teatro Municipal de Trujillo, diciendo: “muchas veces me he preguntado si yo hice al Partido o si el Partido me hizo a mí”.
Felipe Cossío del Pomar respondió en su libro: “Las dos hipótesis son exactas. Haya de la Torre fundó e hizo al partido, el partido ha hecho y hace a su Jefe todos los días. Cada 22 de febrero, los protagonistas del drama se reconocen y expresan su mutuo afecto y lealtad. De allí la calidad de los coloquios que éstos actos tienen”.
Algunos filisteos peruanos tildarán a éste libro como una exaltación de un nombre y de un hombre, Haya se anticipó a posibles impugnaciones y en 1932 en carta dirigida desde la penitenciaría le escribió a su amigo el Dr. John Mackay diciéndole: “cuando pienso en la exaltación del nombre de Haya de la Torre, siempre pienso en el Jefe de nuestro partido, un símbolo ideal y no en mí mismo. Hasta para mí el nombre de Haya de la Torre es algo ajeno a mi persona… creo que la fe puesta por tantas gentes en mí como líder, puede ayudar en mucho a mantener la unidad del partido para llevar acabo la tarea que a cada uno le corresponde para alcanzar nuestros fines. Por eso, proyecto mi personalidad y la pongo al servicio de un ideal colectivo, pero nunca, nunca, como pedestal de mi vanidad”.
La grandeza de Haya de la Torre ha sido signo permanente de su vida, que este libro narra.
Por eso en las actuales circunstancias de oscurantismo ideológico y falta de valores, habrá de interesarle a la juventud de mi país, motivando en ella a sus mejores reservas morales de entrega y de entusiasmo para contribuir con la parte alícuota que les corresponde para un Perú con su mejor destino.
SAI.
Fuentes:
PAN Y LIBERTAD - 1968 Andrés Townsend E.
VICTOR RAUL – 1961 Felipe Cossío del Pomar.
SAI.

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