Las
actuales circunstancias, dramáticas y dolorosas nos obliga una reflexión
dura y con el corazón en la mano, en el propio campo de lucha contra el
Coronavirus. La historia registra una larga serie de pestes que mataron
millones de seres humanos, incluso arrasaron con civilizaciones enteras.
La pandemia ha sacado a luz nuestra
desigualdad material y espiritual y el desorden de los sistemas del “dejar
hacer y dejar pasar” de políticas neo liberales, propiciadas por los
“emprendedores” del crecimiento económico.
Nadie esperaba un ataque tan devastador
del Covid 19. El modelo peruano ha revelado sus miserias, principalmente en el
sector salud convertida en mercancía, que “privilegia” al que más ingresos
tiene y “angustia” al que menos ingresos tiene.
El problema de fondo, diría Karl Marx,
es la “ruptura metabólica” causada por el capitalismo entre el hombre y el
mundo que hace la explotación industrial y mercantilista, provocando el
desbalance irreparable en la concentración de la gente en ciudades insalubres e
inseguras.
El reto que nos asiste hoy, es aprender seriamente la lección y de buscar un nuevo modelo de sociedad que propugne el respeto del medio ambiente y la justicia social entre seres humanos y el Estado.
El desarrollo humano es un proceso por
el cual el Estado, tiene la obligación de mejorar las condiciones de vida de sus
gobernados a través de un incremento bienes y oportunidades con los cuales
puede cubrir sus necesidades básicas y complementarias y la creación de un
entorno de respeto y responsabilidad civil para la sociedad.
Es también, obligación del Estado, medir la calidad de vida del ciudadano que logre el conocimiento más profundo de sí mismo, para enfrentar con responsabilidad y disciplina los retos de sobrevivencia, cuando, como hoy, son de absoluta y elemental necesidad como son: Erradicando la pobreza en forma permanente. Darles una educación básica, donde el ser humano es productivo y razón de vida y respeto. Promover la igualdad de oportunidades entre géneros. Reducir la mortalidad infantil. Mejorar la salud materna. Investigar y combatir enfermedades terminales. Proteger y defender el medio ambiente y los derechos humanos.
Dar seguridad y acceso a la ciencia y tecnología. Entre otras cosas también importantes.
En éstas circunstancias recordemos a Aristóteles,
quién consideraba que “alcanzar la
plenitud del florecimiento de las capacidades
humanas es el sentido y fin de todo individuo”, a Surgen Habermas “la
comunicación es la que permite el desarrollo de nuestra condición humana”.
La visión novomúndica de Haya de la
Torre “la calidad de vida de las clases populares pasaba por constituir un
frente único de clases que asuma el poder del Estado y lidere el desarrollo
nacional con justicia social.
Gustavo Gutiérrez ratificó y agregó la
“propuesta liberadora, la educación y la moral”.
Cuando de esto ha faltado y fallado frente
a la letalidad de la pandemia...Basta ya de hacernos las pobres víctimas,
cuando somos un pueblo guerrero con inmenso legado de héroes, mártires y pro
hombres.
Sigamos reflexionando, sí podemos
salir de esto.
SAI.

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