Bajo éste término quiero expresar la visión y el pobre sentimiento que tiene la población peruana sobre la vida política nacional, en estos últimos 40 años.
A pesar de la gran publicidad privada y estatal que señala que el país está creciendo, que cada vez hay más empleo; lo cierto es que casi más de la mitad de peruanos que trabajan, son subempleados y otros no tienen empleo seguro y permanente que conviven con el temor de perderlo en cualquier momento, porque no tienen un Estado que los defiendan.
La alta política en el Perú esta tan desprestigiada, que ya nada se puede rescatar de lo que fue en antaño con preclaros políticos con respetados partidos políticos; hoy los que se dicen ser políticos y sobre todo los ex presidentes son sujetos a investigación por exhibir signos exteriores de riqueza por haber ejercido el “poder” representan la astracanada podrida que la principal agenda mafiosa partidaria, palaciega y congresal es cómo librar de la cárcel a sus líderes ¿?.
La política, en nuestro país tiene un espacio donde las mafias disputan el poder con total desparpajo y desvergüenza que al ganarlo tienen cinco años de impunidad para acumular fortuna. La mafia ganadora se valdrá de los vericuetos de las leyes y de los también desprestigiados Poder Judicial, Ministerio Público, Contraloría de la República, Congreso de la República, Fuerzas Armadas, Policía Nacional y para variar los medios de comunicación en su tarea de estupidización para que el pueblo adocenado no se entere de la astracanada nacional.
Desde cuando Poncio Pilatos le dió al pueblo la única oportunidad de elegir entre Barrabás y Jesús; han pasado más de dos mil años que el pueblo sigue eligiendo delincuentes. Tenemos un ex presidente cumpliendo condena que se niega reconocer sus delitos y se enfrenta al Estado pensando que puede seguir haciendo de las suyas porque tiene sucesores que han hecho lo mismo, claro con pequeñas diferencias. Tenemos otro ex presidente que se niega ser investigado que dice tener “cancha y concha” porque tiene “esquina y calle” utilizando argucias legales como Recursos de Amparo ante sus amigos obsecuentes que ha logrado colocar en el poder judicial y en el ministerio público. Tenemos otro ex presidente con tontas inversiones millonarias, que también se niega ser investigado presentando Habeas Corpus.
Todo esto es una astracanada que ha deteriorado la moral pública permitiendo que la delincuencia y el crimen organizado se haya incrementado inconteniblemente, porque los valores éticos de nuestra sociedad han sido violentados por los que deberían ser nuestros íconos de honestidad, transparencia y ciudadanía ejemplar.
Finalmente, parece ser que para los peruanos, así las cosas, ya no elegimos presidente; sino que nuestras elecciones son para elegir al primer delincuente de la nación..
Barrabás o Jesús..?


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