Epidemias y Desarrollo



Como aquel entonces, al Perú le puede pasar lo mismo, si seguimos en no planificar nuestro desarrollo sostenible que implica riesgos.
La gestión de riesgo que está manejando el Presidente Vizcarra ante la pandemia del Coronavirus (CodeVid-19) es la apropiada. Decisiones administrativas, de organización y movilización social, de conocimientos operacionales médicos, con el fin de reducir el impacto que esta “amenaza de desastre” pueda complicar la economía, la salud, la educación, la psicología de los peruanos y el aparato productivo, como en los demás ámbitos de la estructura social del país. Por lo que de alguna manera los peruanos debemos cumplir con nuestro deber. Esto es una guerra. Estamos en combate, donde los médicos, enfermeras y auxiliares son nuestros valerosos soldados.
La pandemia “Peste Negra” que a mediados del siglo XIV asoló Europa, es famosa por haber acabado con la vida de decenas de millones de personas (un 60% de su población), el impacto fue enorme en Asia y en África, y la recuperación no consistió simplemente en que se recobraran los niveles de población anteriores, sino que se produjeron grandes transformaciones de tipo cualitativo en la humanidad.

La mortandad y las corrientes migratorias provocadas por esa pandemia, causaron la caída de la mano de obra en el campo. Los propietarios tuvieron que arrendar sus tierras o bien pagar salarios a agricultores para que las trabajaran, con lo que el sistema feudal se debilitó, al tiempo que las clases burguesas, como las de hoy, acumulaban más capital y, en general, se producía un gran esfuerzo tecnológico para sustituir la fuerza de trabajo desaparecida, que fueron contribuciones decisivas al caldo de cultivo que llevó a cambios en la economía mundial. 
El descubrimiento de la Quinina (que combatiría a la Malaria) pocos años después, de sus propiedades, movilizaría tiempo después a las grandes potencias imperiales para hacerse con el control de la mayor cantidad posible de ella con el objetivo de poder consolidar su expansión y garantizar su potencia militar en zonas donde este mal estaba presente. Obtener esta valiosa sustancia se convirtió en sí misma en un instrumento de poder político y, a su vez, en un estímulo para seguir ampliando el control sobre nuevos territorios.

Un aliado imprevisible en las guerras. Hasta épocas relativamente recientes las enfermedades constituían un factor que podía inclinar batallas de un lado u otro.
La historia está llena de ejemplos, la Francia de Napoleón cayó contra los microorganismos. Haití, en 1804, cayó contra la malaria. Rusia terminó en desastre por el frío y el tifus, además por los piojos. El poder imperial quedó tocado de muerte y Europa cambió para siempre. Hasta “hasta la primera guerra mundial, en las guerras causaban más muertes las infecciones, que las armas”

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