Los pueblos indígenas del Perú tienen una cosmovisión propia de espíritus y leyendas donde el elemento tierra-agua-hombre son su existencialismo originario. El indígena ama su libertad real y efectiva, reivindica su gente y su tierra; desde hace más de 400 años se levanta, lucha, se insurrecciona, se deja matar por centenares, luchando en nombre de su hambre y contra el feudatario que lo oprime. Ese es su singular patriotismo, por que esa es su justicia. Esta es la visión aprista sobre los indígenas en el Perú, que parece se ha dejado de lado.
El Perú es un país explosivo, complejo, diverso y multiétnico que haría inviable cualquier propuesta de desarrollo sino se dialoga y concerta con la población beneficiaria debidamente organizada. La política moderna es la de las ideas compartidas para soluciones concretas como lo sostenía Haya de la Torre como su aporte más vigoroso a la ciencia política y social del continente; y este es un deber intelectual para él. Por ello, que pasó aquí en Perú..?
Tenemos que reinterpretar y enriquecer los conceptos sobre el rol del Estado, el mercado y su relación con la justicia social; la globalización, como nueva forma de dominación mundial que utiliza tratados de integración y comercio con países como los nuestros debilitados en su organización, administración, sin propuestas serias y responsables. Entonces el proceso de producción global en nuestros países requiere incorporarnos a esa nueva prédica para que los mecanismos económicos y comerciales dejen de ser asimétricos y el capital externo se invierta en condiciones de justa negociación por eso los peruanos aceptamos y promovimos la celebración de tratados de libre comercio, pero así como vimos con buenos ojos las informaciones dadas y conversaciones previas, la participación de empresarios nacionales y extranjeros, cometimos el craso error de no pedir la inclusión de los nativos e indígenas como parte importante de los beneficiarios de dichos tratados para tomar en cuenta su visión cosmopolita de su realidad. En consecuencia, la exclusión de gran parte de los beneficiarios de este producto que se llama Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos que empezó imponiéndose “Sí ó Sí” desde el gobierno de Alejandro Toledo, que reclamaba la necesidad de una legislación apropiada para su implementación, los pueblos nativos e indígenas empezaron a llamar la atención para que se les tome en cuenta; pero el Estado ciego y sordo; no vió ni oyó. Esta ceguera y sordera emblemática ha permitido que elementos ajenos a los naturales y reales reclamos de nuestros hermanos indígenas, se aprovechen de la escasa información de los beneficios y debilidades que significaba para estos pueblos la firma del TLC.
Somos conscientes de las luchas sempiternas de los pueblos del Perú, desde antes de iniciarse la república, estamos con ellos, son nuestros hermanos, hemos estado siempre al lado de ellos, pero también estamos con los que representan la ley. Quizá tendremos que cambiar la ley, pero es la ley. Y lamentamos con muchísima tristeza la muerte de peruanos con uniforme o sin él, en una lucha fratricida, víctimas del orden establecido, pero hay que cambiarlo, indudablemente. Lo sucedido con los pueblos amazónicos, todos los peruanos, somos culpables y debemos declararnos así por que no es posible que sigamos viviendo de esta forma. Debemos dejar la soberbia y mezquindad del gobierno por un lado y hagamos el esfuerzo de dialogar, entender y entendernos. Las indígenas y nativos son nuestros hermanos peruanos y deben ser respetados sus derechos. Son los mismos que entregaron su vida en defensa de la patria en el falso Paquisha, en el Cenepa y en Tiwinza. Como también los policías y militares son hermanos y peruanos que no deben ser utilizados, so pretexto de servir a la patria, embarcarlos en aventuras fratricidas por que la torpeza de asesores incondicionales e infelices topos que abren las puertas a criminales que utilizando nuevas tácticas y estrategias quieren implantar otro tipo de terrorismo; la mentira y la calumnia para destruir la institucionalidad del Estado.
Finalmente no dejemos de condenar las expresiones de ciertas autoridades que trata a los indígenas como ciudadanos de segundo orden, casi como delincuentes; pero también debemos condenar a los indígenas que asesinaron con alevosía a los efectivos policiales cuando los tenían como rehenes e indefensos. No permitamos que peruanos se sigan matando, como si fueran enemigos. El enemigo es el sub desarrollo económico, social y mental. Debemos reiniciar el diálogo sincero, leal y productivo con respeto del uno al otro por que ambos tienen deberes y derechos. Espero que mi opinión, no sea calificada de subversiva Con mis saludos desde Chincha


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